POETRIA MINOR

O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...


Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.

Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.

"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.

Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.


Revista Universitaria El Capaneo




Encuentro: la dinámica que mueve la historia

Hemos querido poner estas palabras de la Escuela de Comunidad, porque es una experiencia de todos el percibir la vida como una trama de hechos y rostros aparentemente fortuitos, pero absolutamente significativos y "ya irreemplazables" en el camino de cada uno, hechos y rostros que tienen como grabada una flecha en dirección a lo que intuimos como nuestro destino.
Termina el año y con él, los cursos en la universidad. Los rostros que hemos visto, lo que hemos oído, las personas encontradas, ¿están destinadas a perderse en la bruma de los días, en el mar de una humanidad anónima?
En cambio, un encuentro entró en la historia ("en un momento preciso del tiempo, pero no proveniente del tiempo", como dice T.S. Eliot), y por ese encuentro podemos adherirnos sin miedo a esta dinámica no mecánica que mueve la historia, seguros de que ningún otro encuentro se perderá definitivamente.
Los Editores

“Mientras que todo un aspecto del mundo está gobernado por un desarrollo mecánico cuyas leyes se pueden barruntar y descubrir, su aspecto más típicamente humano –aquél en que entran en juego la libertad, la intuición y el amor– está todo él movido por una sucesión de encuentros aparentemente casuales, como si obedecieran a una irracionalidad intraducible en leyes. Y, sin embargo, precisamente es esto lo que crea la historia humana, la dinámica humana dentro de la evolución cósmica.
La palabra «encuentro» implica, en primer lugar, algo imprevisto...
... cada encuentro es único, las circunstancias que lo determinan no se repetirán ya de ese mismo modo ...
El acontecimiento revelador inicial en la historia del reino de Dios es precisamente un encuentro.”


L. Giussani. El camino a la verdad es una experiencia

Dvořák: el vals insistente del deseo de la vida

Antonin Dvořák (1841-1904)

Serenata en mi mayor, opus 22.
Segundo movimiento: Tempo di valse


"Cuerpos y Almas" de Maxence Van der Meersch

“-Sí. Ya no se cree en nada, el mundo se le ha revelado a usted como un caos azaroso, en el camino sólo se encuentra egoísmo, egoísmo de ambición, de dinero, egoísmo de familia, egoísmo de amor…Uno se siente seguro de la vacuidad de todo y súbitamente, se encuentra en su camino a alguien, un rostro humano, una sinceridad, una rectitud, una abnegación que resucita el enigma, que plantea de nuevo el problema, todo el problema de nuestro destino.”

Olivier Guerran

En esta cita se resume el hilo primordial de esta magnífica obra. Su autor, Maxence Van der Meersch, vivió en Francia durante la primera mitad del siglo 20. Maxence nos inserta sin censuras en la sociedad francesa de 1920 para provocarnos con una multitud de preguntas :
¿Dónde encontramos la Verdad? ¿Existe un camino? ¿En qué debemos creer? ¿En donde radica la belleza de la vida?

El drama constante es, sin duda, fiel reflejo de la propia vida de Maxence. De pequeño se vio enfrentado al horror de la guerra en su tierra natal; ya joven, tuvo que distanciarse de su padre por enamorarse de Thereze, una chica francesa de origen humilde, quien será no sólo su esposa, sino además la inspiradora de muchas novelas; y, luego, la impotencia frente a la tuberculosis que padeció Thereze.
El problema del hombre y su destino es descrito a través de las vidas de Jean, Michel, Mariette y Fabienne Doutreval, una importante familia de médicos de Angers (Anjou, Francia). Cada uno irá forjando un rumbo diverso a la par de sus elecciones personales. Aunque la descripción de las intervenciones quirúrgicas, realista hasta la crudeza, puede acaparar nuestra atención, la gran protagonista es la dimensión moral y espiritual de los personajes. El quirófano es, de hecho, el escenario en donde se juega todo el drama de la conciencia que tiene cada uno del significado de la vida.
El problema del destino personal es la cuestión de este libro: ¿cuál es la naturaleza del deseo que nos constituye? ¿Qué certeza puede darle consistencia definitiva a nuestro camino? ¿Qué puede colmar nuestras ansias?

“Tú has elegido el mejor camino”, le dice Jean Doutreval a su hijo. ¿Cuál será?

Lucas

N.B.: Ojo avizor por esta joyita. El libro, aunque de hecho tenga múltiples ediciones renovadas asiduamente (Alfaguara, Alianza, Andrés Bello, Porrúa, etc.), en la práctica no es tan fácil de conseguir, en comparación con los libros que pululan cotidianamente en las estanterías de la calle Corrientes. A medida que encontremos lugares de venta del libro, los iremos colgando. Si alguien se entera, avise.

The Doctor (1887)


Sir Luke Fildes, nace en Liverpool en 1843. Fue adoptado por su abuela, una mujer muy activa políticamente. Fildes heredó de su abuela la atención por los pobres. De hecho, ellos son los personajes principales de sus primeros trabajos. En 1887 Fildes decide hacer un cuadro llamado The Doctor, a partir de la experiencia de la muerte de su propio hijo.

¿Qué es lo que le permite tener una actitud semejante frente a la impotencia, frente al dolor sin negarlos, ni quitarle un ápice de dramaticidad? Esta actitud no puede nacer sino del uso de la razón en el culmen de su plenitud, una razón que busca, que lanza al hombre, una razón que ante la frontera del misterio, del límite no se derrumba sobre sí misma sino que se abre a la totalidad. Así el doctor sostenido por la esperanza cargada de razonabilidad y un profundo deseo de aliviar el sufrimiento de sus pacientes, encarna la esencia de la medicina en su trama más original.

Carlos B.

Después de las Elecciones

Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Octubre 2007

¿A dónde van las palabras que no se quedaron?
¿A dónde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿O se acurrucan, entre las hendijas, buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿acaso se van?
¿Y a dónde van? ¿a dónde van?
Silvio Rodríguez


Vivimos una semana de elecciones. ¿Nos basta quedarnos en el “ganó tal” o en el “tal sacó tanto porcentaje”? Parece faltarnos una pregunta ¿y yo qué saqué? Sobre todo para los que “militamos” –sólo apoyando a un partido en nuestro caso– haciendo malabarismo entre finales, parciales y el trabajo, todo ese esfuerzo no puede haber sido sólo para lograr sumar algunos votos. Sea que hayamos ganado o no. Más aún si no ganamos, ¿para qué lo hicimos? ¿Para qué arriesgamos una materia o simplemente dimos el tiempo en el que estaríamos haciendo mil otras cosas? Si no hacemos el trabajo de pensar en esto, las cosas pasan, y se van, y no nos vuelven ni siquiera un poco más hombres.
Para nosotros repartir un volante fue, primero, decir quiénes somos, que estamos heridos por una Belleza –como cuando uno se enamora y está lleno de la mirada del que ama–, que nos hizo y nos hace ser amigos y nos lanza a querer vivir todo a ese nivel. Y nos lanza, por tanto, a querer que la facultad sea no un lugar de paso sino nuestro lugar, donde todo lo que soy y deseo se pone en juego. Es decir, donde se ayude a que nos apasione mil veces más aquello por lo que uno empezó su carrera, donde se posibilite estudiar y se favorezcan tanto las condiciones materiales –desde las aulas y la biblioteca hasta los baños– como las relaciones humanas y académicas entre estudiantes y profesores. Un lugar habitable.
Segundo, fue un momento donde nos encontramos con otros estudiantes, queriendo conocer sus preguntas, incertidumbres y esperanzas. Así, ese momento de dar el volante se hizo único y cobró un valor eterno. Nos sorprendimos de ver que sus preguntas son las nuestras y que muchos también esperan vivir la facultad como nosotros queremos.
En este último tiempo, el escepticismo que vivíamos en relación con la política se había transformado en esperanza. Después de esta semana se convirtió en urgencia: no podemos esperar a que estén en el centro o en el consejo los que queríamos o votamos para que las cosas cambien. Queremos que la facultad sea un lugar así AHORA.
La política se vuelve interesante cuando demuestra que puede hacer que las cosas cambien, más allá de quien esté de turno. Cuando demuestra que lo que yo quiero, necesito y me interesa tiene cabida. Cuando nos lanza en nuestras iniciativas. Cuando lucha no sólo por problemas nacionales y mundiales, sino antes que nada por responder a necesidades concretas que tengo yo o el que estudia conmigo. Sólo así la política puede volver a atraernos.
Terminamos la semana reconociendo: ganamos. No por tener un puesto en el consejo o alguien en el centro, sino porque nos jugamos por lo que nos interesa y esto nos dio el impulso para querer comenzar un camino que es un desafío: dejar de hablar y empezar a hacer, porque como dice T. S. Eliot en los Coros de "La Roca": “Si los hombres no edifican/ ¿cómo vivirán?”. Lo mismo se puede preguntar cada uno: ¿Si no construyo, cómo vivo?
Por ejemplo, a partir de la herida de Belleza de la que hablábamos, a uno de nosotros se le ocurrió hacer un ciclo de música clásica que empieza el miércoles. Para que todos vibren como vibramos nosotros delante de algunas obras. Esto, sin embargo, no nos basta. Nos damos cuenta de que no podemos dar respuesta a todas nuestras necesidades solos, y entonces nos juntamos con los que percibimos que tienen estas inquietudes para llevar a la acción propuestas realizables.
Por eso te proponemos empezar a SER el “centro” de estudiantes, porque éste está hoy y estará mañana, allí donde algunos estudiantes estén inquietos y usen su creatividad en pos de iniciativas realizables y, por sobre todo, que respondan a problemas concretos. El centro de estudiantes podemos ser todos los días cada uno de nosotros.

Cinthia (Letras)
Belén (Filosofía)
Nicolás (Historia)
Marcos (Letras)
Cecilia (Cs. Educación)
COMUNIÓN Y LIBERACIÓN UNIVERSITARIOS
Buenos Aires
comuniónyliberacion@gmail.com

Si los hombres no construyen, ¿cómo vivirán?
Thomas S. Eliot


The river flows, the seasons turn,
The sparrow and starling have no time to waste.
If men do not build
How shall they live?
When the field is tilled
And the wheat is bread
They shall not die in a shortened bed
And a narrow sheet. In this street
There is no beginning, no movement, no peace and no end
But noise without speech, food without taste.
Without delay, without haste
We would build the beginning and the end of this street.
We build the meaning:
A Church for all
And a job for each
Each man to his work.

(Choruses from ‘The Rock’, 1936)

El río corre, las estaciones vuelven,
el gorrión y el estornino no tienen tiempo que perder.
Si los hombres no construyen,
¿cómo vivirán?
Cuando el campo está labrado
y el trigo es pan,
no morirán angostados en su lecho
,
bajo una sábana estrecha. En esta senda
no hay comienzo, ni movimiento, ni paz, ni fin,
sino ruido sin palabra, alimento sin gusto.
Sin demoras, sin apuros
construiríamos el comienzo y el fin de esta senda
.
Construimos el sentido:
una Iglesia para todos
y un trabajo a cada uno.
Cada uno a su trabajo.

Elecciones 2007: Esta vez empiezo yo

Ante las elecciones de Centro de Estudiantes en la Facultad de Filosofía y Letras. UBA

Ya es un hábito, desde hace tres años, escribir algo a raíz de las elecciones. Mi primera participación en la política se podría definir como reactiva. Reaccionaba porque tapaban la cartelera, de mis amigos y mía, con afiches políticos en la semana de elecciones. ¿Cómo no reaccionar cuando tapan el lugar donde plasmás lo que sos, lo que te interesa?

El primer año sólo agradecí irónicamente -después de arrancar los afiches políticos de nuestra cartelera- que los partidos la respetaran, teniendo toda la facultad para empapelar.
El año pasado, que se haya repetido el mismo incidente nos llevó a preguntarnos por la situación de la política en relación con nosotros. ¿Por qué mostramos apatía hacia los partidos de la facultad, o peor aún, hacia el "hacer política"? Estas preguntas nos permitieron darnos cuenta de la desproporción que sentíamos entre quienes quieren representarnos y nosotros, por la falta de comunicación, de representación de intereses, de identificación con las propuestas que, aunque justas, son lejanas a los problemas que nos toca afrontar a diario.
Pero este año empiezo yo. No voy a esperar a que vuelvan a tapar nuestra cartelera para decir lo que me interesa. No me interesa y no nos interesa –y aquí se suma a hablar también cada uno de mis amigos-, ser reactivos. Nosotros también somos protagonistas en estas elecciones. ¿Cómo? ¿Por qué?
Aunque no nos presentamos como candidatos, reafirmamos: somos protagonistas.
Nos interesa lo que estudiamos. Cada uno de nosotros tiene su propio romance, su propia historia con la carrera que eligió y elegimos en cada cursada. Y estamos –con las fuerzas que tenemos -delante de lo que surge: una materia que me gusta, encuentros con compañeros, imprevistos; pero también nos ponemos delante de las dificultades, sean las que surgen a la hora de estudiar, sea el desgano que produce el transcurrir de la cursada, sean los conflictos docentes.
A nosotros, protagonistas de nuestra historia, ¿qué nos interesa de la política? En principio quisiéramos gustar de ella como de las otras cosas, porque si no hay un atractivo, sólo nos volvemos reactivos. Pero entonces ¿con qué o con quién nos identificamos? No nos interesa cómo está armado el campo de juego: no nos representan ni la derecha ni la izquierda como tales, sino más bien personas de las que nos sentimos cercanos, por las mismas inquietudes y deseos de construir. Nos interesa encontrar a quienes les importa que las cosas funcionen en la facultad.
Ahora bien, para que algo cambie, con la misma gente o con gente nueva, no pretendemos de quienes asuman que puedan resolver todo, ni el darse cuenta de todas las dificultades, ni encontrar soluciones eficientes. Sí esperamos que den espacio, que estén abiertos al diálogo. Necesitamos, de quienes quieran representarnos, que den espacio a las propuestas que surgen de los estudiantes, a partir de lo que a uno le interesa o vive: desde los planes de estudio hasta los problemas de la fotocopiadora y la biblioteca.
Votamos positivamente: no el mal menor, sino buscando a quienes creemos que nos brindan este espacio. En estas elecciones votamos a “En Acto”. Votar así es una apuesta. Pero quien no apuesta no gana y nosotros queremos ganar.

Belén de Filosofía
Nicolás de Historia
Cinthia y Marcos de Letras
Cecilia de Cs. de la Educación
COMUNIÓN Y LIBERACIÓN UNIVERSITARIOS. Buenos Aires
comuniónyliberacion@gmail.com


Campaña Tiempo de Educar


Nueva ley de educación: para que nadie se apropie de lo que es responsabilidad de todos

Ante el borrador de la nueva ley provincial de educación en SANTA FE, ya se han expresado algunas voces de gremialistas y políticos. Nosotros (padres, educadores, ciudadanos) también tenemos derecho a que se nos escuche.

Una lectura atenta y realista, basada en nuestra experiencia y ajena a prejuicios ideológicos e intereses sectoriales corporativos, nos ha permitido descubrir en la norma en discusión pilares de incuestionable valor y novedad, que nos devuelven la esperanza de que es posible una educación verdaderamente humana.

El reconocimiento de la educación como “política de estado” y como “cuestión de todos”, que para sostenerse en el tiempo requiere de la participación responsable de las familias y de toda la sociedad; la jerarquización de la profesión del docente, valorado en sus derechos y alentado al perfeccionamiento en el cumplimiento de su elevada misión; la igualdad de oportunidades educativas como objetivo impostergable que requiere del esfuerzo mancomunado del Estado y la sociedad civil; el respaldo prioritario y sin discriminaciones a todas las escuelas que atienden a los sectores de menores recursos; y la apertura de la razón, sin censuras ni reduccionismos, a todas las dimensiones de la persona humana, son sanos y valientes principios para una genuina renovación.

Es por ello que, sabiéndonos responsables de la educación, apoyamos las siguientes propuestas:

1) Creación del Consejo Consultivo para la política educativa del estado provincial, conformado con los representantes de los gremios docentes y no docentes, de los padres, de las universidades, de las iglesias, de los sectores empresarios y de los legisladores, porque permite institucionalizar la participación protagónica de la sociedad civil en un asunto que es de todos y por lo tanto, en el que las decisiones no pueden quedar en manos de unos pocos interlocutores.
Este Consejo es garantía real contra todo intento privatista en cualquiera de sus variantes, impidiendo que, tanto el mercado como las corporaciones gremiales o la misma burocracia oficial, se “apropien” de la educación, divorciándola de la sociedad.

2) Jerarquización de la profesión docente y creación de una carrera profesional que considere el buen desempeño, la capacitación, la antigüedad, los méritos profesionales y los aportes al mejoramiento de la calidad educativa de la institución a la que pertenece. La evaluación del desempeño de los docentes ha sido recomendada recientemente por la totalidad de los Ministros de América Latina y el Caribe en la Declaración de Buenos Aires, realizada el 30 de marzo de 2007. Entre todos los sectores deberían acordarse las formas de implementación de esta evaluación, a fin de que se realice con criterios de justicia y transparencia, de que contribuya al logro de una educación de buena calidad para todos, y de que se eviten efectos no deseados como el individualismo.

3) Atención preferencial de los sectores sociales más pobres y de las escuelas de gestión oficial y privada a las que asisten, mediante políticas de promoción de la equidad educativa en las que el Estado provincial preste asistencia técnico pedagógica, y junto al Estado Nacional provea de libros, materiales, equipamiento, e infraestructura adecuada a los alumnos y las escuelas que se encuentren en situación socioeconómica desfavorable.

4) Libertad de educación para todos. Compartimos el ideal propuesto de que todos los padres, y no sólo aquellos que cuentan con recursos para abonar el arancel, puedan elegir para sus hijos el establecimiento de su preferencia, tal como lo establece la Constitución Provincial, la Ley Nacional de Educación, el Pacto de San José de Costa Rica y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Una sociedad verdaderamente pluralista y democrática es la que asegura la efectiva libertad de educación para todos sus miembros.

5) Apoyo estatal a las escuelas privadas que atienden a los sectores de menores recursos. Para hacer realidad la libertad de elección para todos y la igualdad educativa antes mencionadas, el presupuesto del Estado debe prever partidas para mantenimiento, infraestructura, libros, equipamiento, planes y programas, de las escuelas de gestión privada que atienden a sectores de menores recursos, porque los padres no tienen posibilidades de contribuir con una cuota a su sostenimiento. (Por ejemplo, en la ciudad de Santa Fe, las escuelas de los barrios; Centenario, San Lorenzo, Villa del Parque, Santa Rosa de Lima, Yapeyú, Barranquitas, Acería, Estanislao López, Nueva Pompeya, Altos del Valle, Alto Verde, etc.)

6) Apertura de la razón a todas las preguntas y reconocimiento sin censuras de todas las dimensiones de la persona. Entendemos que el fin de la educación es la formación integral de las personas a lo largo de toda la vida, que posibilite su realización en las dimensiones cultural, social, estética, ética y religiosa. La inclusión de la dimensión religiosa significa reconocer en el hombre su constitutiva apertura a la totalidad, su relación y su búsqueda de Infinito, conforme a las opciones razonables y libres de cada persona. Se trata de ampliar la razón, lo propio del hombre, de no censurar nada en la búsqueda de respuestas a los interrogantes últimos de la existencia.

Tiempo de Educar
http://www.tiempodeeducar.org.ar/

El gran tabú: nuestro destino

En medio de nuestra confusión cotidiana –en gran medida escéptica-, aparecieron estas preguntas personales. Las hacemos públicas porque aclaran nuestra vida personal, y por tanto, pueden ser una ayuda para todos.
  • Primera constatación: Una amiga recibe unas flores inesperadas. Pero al momento siguiente ya la sorpresa se fue, el cariño del que las flores eran signo pasa desapercibido. Otra amiga dice: me despierto a la mañana y no me doy cuenta que, a pesar de todo, no hago nada para existir, y sin embargo, ¡existo! Pasan grandes cosas y no me doy cuenta, y el dolor que siento al reconocerlo me dice que necesito comprender. Entonces preguntamos, ¿de dónde partimos para conmovernos y juzgar las cosas que vivimos? ¿De dónde partir para vivir esta sorpresa llena de afecto que es la realidad?
  • Segunda constatación: En la convivencia, los problemas cotidianos y banales que suceden son como la punta de un iceberg de un problema mucho mayor. ¿Podemos verdaderamente solucionarlo nosotros? ¿Nos interesa hacerlo? ¿O no queremos reconocer nuestra radical impotencia delante del otro?
  • Tercera: en estos días hay un congreso acerca de ‘Aborto, homosexualidad y placer, tabúes de la educación sexual’ en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Sin embargo, paradójicamente, el gran relegado en la mentalidad dominante es el instinto y el gran Tabú es la pregunta por el destino, porque nadie tiene el coraje de afirmar algo que experimentamos todos. Lo dice Nietzsche: “el dolor dice: ¡adios!/ Pero el placer desea eternidad-, ¡desea una profunda, profunda eternidad!" (Así habló Zaratustra, cap. 12). Entonces, se habla de amor, de placer y de tabúes, desde la gran censura al instinto, desde el gran Tabú frente al destino: preguntamos nosotros, ¿por qué el amor y el instinto, sea como fuere, piden la eternidad?
  • Cuarta: una amistad no es un grupo de auto-ayuda. No queremos gente alrededor en la que podamos descargar nuestra responsabilidad personal. El deseo profundo es de amigos que nos hagan ¡vivir! nuestras preguntas últimas de la vida, sin ninguna censura o distracción.

Ya agradecemos, llenos de afecto, que exista un lugar donde podemos ayudarnos a preguntar con total libertad – y, en el preguntar sincero, atrevernos a vivir todo lo que nos toca tal como es.

COMUNIÓN Y LIBERACIÓN UNIVERSITARIOS

Beethoven: conmovidos ante lo real

“¿Por qué hay gente que llora al escuchar una sinfonía o al ver una obra de arte?”, se preguntaba Michael O’ Brien, un escritor irlandés contemporáneo.

Podemos preguntarnos lo mismo respecto de la obra de Beethoven en particular. ¿Qué es lo que le pasa a uno al escuchar una de sus obras? ¿Por qué uno termina conmocionado y agitado luego de escucharlas? ¿Cómo se puede explicar tal sentimiento ante esta potente música? ¿Ante la sonata Claro de luna o ante el primer movimiento de la Sexta Sinfonía? ¿O el segundo movimiento de la Séptima? ¿O el tan reproducido Himno a la Alegría? Se podría seguir esta lista interminable, pero no es necesario para entender que dentro de la vastísima obra de Beethoven existen ciertas piezas célebres, y no tan célebres, que dejan lleno de estupor el corazón. Esta música, que ha sido banalizada y repetida hasta el hartazgo, lleva en sí misma, sin embargo, una fuerza, una potencia y una sensibilidad ante el problema humano como ninguna otra.

La profunda tristeza, la nostalgia y el deseo de algo más grande dentro de ella –que sólo aflora cuando se intuye la contextura profunda de la realidad– se expresan, por ejemplo, en el primer movimiento de la sonata Claro de Luna y en el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía, y contrastan impresionantemente con la vigorosa y triunfante afirmación de la positividad de la vida, marcada en el primer movimiento de la Sexta Sinfonía o, lo que es más evidente, en el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía. ¿Cómo puede suceder esto?




Primer movimiento de la sonata Claro de luna (Sonata para piano nº14, op.27 nº2, interpretada por Wilhelm Kempff). Una profunda melancolía, una tristeza difícil de explicar, que, sin embargo, lleva adentro otro sentimiento, una necesidad, un deseo. En cada instante del movimiento, el deseo nos desgarra por dentro. ¿Por qué ante una simple pieza, ejecutada con maestría, sentimos que en nuestro interior se abre un abismo de nostalgia? Nostalgia. ¿Nostalgia de que? De Algo que no podemos definir, ni tocar y que, no obstante, deseamos poseer y palpar con nuestras manos. Cada nota nos recuerda nuestro deseo de Esto y, a la vez, nos demuestra cómo se nos escurre entre nuestras manos, en el momento que pasa. Sin embargo, seguimos añorando. Esta pieza nos lo recuerda (Beethoven la compuso para una enamorada), y el lento compás de las notas nos lleva a la conciencia de que, en el fondo, deseamos algo inaferrable.

¿Cómo aquel dolor inmenso, aquella herida de tristeza pueden convivir con una alegría vivaz, con el sentimiento que hace ver que, pase lo que pase, la vida siempre termina siendo obstinadamente positiva? No obstante, cuando uno escucha a Beethoven, no pareciera que esto fuera una contradicción válida. Lo que hay no es un choque entre estos sentimientos, sino más bien una fusión. Cada movimiento, cada tema de cada movimiento, cada minúsculo fragmento destila una sincera humanidad que no deja nada afuera de sí. Una humanidad en la que todo es tenido en cuenta. Por eso, cada sinfonía de Beethoven da la impresión de ser una lucha interna en él mismo, un lugar donde todo, absolutamente todo, se pone en juego (como si cada segundo de la sinfonía valiera para la eternidad), una extensión más del alma del artista. Un alma en la que esta tristeza ante la realidad –vista, como dijimos, en su profundidad– se une en la contemplación de una vida cuyo sentido es inobjetablemente positivo.
No existe en ningún momento un triunfo total de esa tristeza, que asoma continuamente. La vida –es decir, el sentido de la vida– termina afirmándose siempre (pensemos en el final de la Novena Sinfonía, por ejemplo, en el que toda la realidad termina unida en un canto a la Alegría). Sin embargo, la tristeza nunca deja de ser verdadera, y refleja cómo absolutamente nada de lo que existe puede satisfacer al hombre de forma auténtica. Pocos fragmentos de la historia de la música reflejan esta herida en el ser humano, y esta conciencia de la insatisfacción de las cosas, como el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía. Ahí está condensado todo lo que, en el fondo, el hombre es. Tanto en ésta como en el Himno de la Alegría puede verse la estatura humana de cada uno de nosotros: en el primer caso, la forma más sincera de relacionarnos con la realidad y, en el segundo, la meta para la cual estamos hechos.

Volvemos a la pregunta inicial: ¿por qué, entonces, hay gente que llora ante una obra de arte o, en este caso, ante una sinfonía de Beethoven? Cuando esto sucede, cuando nos mueve el estupor ante algo bello, ¿qué es lo que pasa en nuestro interior? No hay nadie mejor para expresar nuestro ser, para sacar a flote todo lo que somos y lo que sentimos, que el auténtico Genio. Beethoven es uno de estos genios, y su obra refleja todo lo que somos en el fondo. Sólo hay que ser fieles a esto y, por fortuna, existen estas obras para recordárnoslo. Que nos conmovamos ante ellas es un signo evidente de que estamos en sintonía, que la Tristeza y la Positividad que transmiten no nos son indiferentes.

Sólo conscientes de la profunda consistencia de la realidad (conciencia que Beethoven poseía), podemos vivir continuamente conmovidos. Conmovidos no sólo por una obra de arte, sino por la vida. Ésta es la verdadera forma de vivir, ésta es la forma de vida que se refleja en el Himno a la Alegría o en el Claro de luna o en la Pastoral. Una vida en la que las cosas se toman en serio, y en la que ninguno de nuestros sentimientos están censurados, sino que todo está a flor de piel. Una vida en la que la humanidad está abierta de par en par.

Nicolás P.

¿Dónde está la Vida que hemos perdido en vivir?

Thomas S. Eliot

The Eagle soars in the summit of Heaven,
The Hunter with his dogs pursues his circuit.
O perpetual revolution of configured stars,
O perpetual recurrence of determined seasons,
O world of spring and autumn, birth and dying
The endless cycle of idea and action,
Endless invention, endless experiment,
Brings knowledge of motion, but not of stillness;
Knowledge of speech, but not of silence;
Knowledge of words, and ignorance of the Word.
All our knowledge brings us nearer to our ignorance,
All our ignorance brings us nearer to death,
But nearness to death no nearer to GOD.
Where is the Life we have lost in living?
Where is the wisdom we have lost in knowledge?
Where is the knowledge we have lost in information?
The cycles of Heaven in twenty centuries
Bring us farther from GOD and nearer to the Dust.
(Choruses from ‘The Rock’, 1936)

Se encumbra el Águila en la cima del Cielo,
El Cazador con sus perros persigue su circuito.
¡Oh revolución perpetua de estrellas configuradas,
Oh perpetua recurrencia de estaciones determinadas,
Oh mundo de primavera y otoño, nacimiento y mortandad!
El interminable ciclo de idea y acción,
Interminable invención, interminable experimento,
Da conocimiento de lo móvil, pero no de la quietud;
Conocimiento del habla, pero no del silencio;
Conocimiento de las palabras, e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía a la muerte no nos acerca a DIOS.
¿Dónde está la Vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en la información?

Los ciclos del Cielo en veinte siglos
Nos alejan de DIOS y nos acercan al Polvo.


Acerca de las inscripciones al 2º cuatrimestre - UNL

Publicamos el juicio que hicieron amigos de Santa Fe entorno a las inscripciones de este segundo cuatrimestre en la facultad de Económicas de la UNL.
En estos días se han llevado a cado las inscripciones al 2º cuatrimestre y, como sabemos, nuevamente nos encontramos con serios inconvenientes a la hora de realizarlas.
Si las has hecho, habrás observado la cantidad de alumnos que estaban en los pasillos de la facultad y en el centro de estudiantes, todos disgustados por las situación, pidiendo respuestas concretas que expliquen el porqué de este nuevo obstáculo, reclamando por las comisiones, los horarios, las asignaturas optativas un sinfín de cosas que acreditaba la situación.
No creemos que el reclamo sea injusto, pero ¿de dónde nace? O de una reacción lógica frente a algo que me molesta, o de un deseo grande por vivir a fondo cada instante en la facultad (¡seguramente el reclamo sería otro!).
Seguramente hay responsables, quienes deben atender a estas irregularidades, pero como estudiantes nos hemos transformado en meros espectadores, respondiendo cuando nos vemos afectados aunque en lo cotidiano parece no preocuparnos nada; delegamos en el Centro de Estudiantes una función paternal, como facilitador de nuestros problemas, buscando en él todas las respuestas.
¡Debemos ser protagonistas! No podemos seguir mirando como las cosas nos pasan delante sin darnos cuenta, como afirma el poeta W.H. Davies: “¿qué es la vida si, atrapados por ansiedades, carecemos de tiempo para detenernos y contemplar?”.
No se trata de ser revolucionarios sino de pararnos frente a lo que estamos viviendo con toda nuestra humanidad, comprometiéndonos con todo lo que sucede, tratando de contribuir al bien común con nuestra propia experiencia. La conciencia del significado de por qué hoy estamos estudiando surge de la afirmación de la persona. Nosotros seguimos a quienes viven así la facultad y te proponemos vivirla de este modo

Apuntes subterráneos de "Crimen y Castigo" (Dostoievsky)

“Vagabundeó sin rumbo fijo. El sol se ponía. Cierta especial tristeza habíase apoderado de él en los últimos tiempos. No tenía nada de singularmente agudo, acre; pero de ella emanaba algo constante, eterno (...)”
Raskolnikov
“Yo ya había estado en el extranjero, y siempre me aburrí allí de lo lindo. No es que me aburriera propiamente, sino que, después que has visto la salida del sol, el golfo napolitano, el mar, te entra cierta tristeza. Y lo más desagradable es que, efectivamente, ¿por qué te pones triste?”
Svidrigáilov
"¿Sabe usted lo que de usted pienso? Pues le considero como a uno de esos hombres que antes se dejarían hacer cuartos que abatirse, y mirarían sonriendo a sus verdugos con tal que estuviesen asistidos de una fe o de Dios. Pues bien: encuéntrelos usted y vivirá."
Porfirii

Crimen y Castigo cuenta la historia de un joven ruso herido por una tristeza de otro mundo. Lo que se vive desde las entrañas, aquello imborrable incluso habiendo cometido un abominable crimen, es el núcleo de esta novela.
Crimen y Castigo es una de las novelas más bellas que se haya escrito, el ritmo y el drama del libro pasa por leves gestos, muy simples sentimientos y grandes preguntas: todas esas cosas que nosotros normalmente pasamos de largo como banales.
La novela relata la historia de Raskolnikov, un joven estudiante enérgico, orgulloso y generoso, pero, por sobre todo, un ruso herido por una tristeza tal como la definían los medievales: como deseo de un bien ausente. Tan profunda era que ‘no sabía dónde refugiarse huyendo de su tristeza’. Esta tristeza –que no era un sentimiento cualquiera- teje el fil rouge escasas veces señalado de la novela. Algunos dicen que Raskolnikov es un idealista: para mí no es así. Raskolnikov es un hombre herido por la sed del Infinito. Esta vida, así como es, no es suficiente, por eso Raskolnikov aferra una posible respuesta a su malestar y la lleva a cabo. Una respuesta en la que él pretendía cerrar la herida de la tristeza: ésta es la razón esencial por la que comete el crimen que abre la novela.
Joven, en su cara leo cierta tristeza. En cuanto usted entró se la noté, y por eso en seguida le dirigí la palabra’, dice Marmeládov, un borracho que encuentra por casualidad al caminar caviloso por San Petesburgo. En este borracho al que nadie presta atención se cifra el primer hilo de respuesta para el ardiente deseo de Raskolnikov. El encuentro, a diferencia de lo que nosotros habitualmente esperamos de los acontecimientos cotidianos, abre aún más la herida: ‘¿Comprende usted, comprende usted, señor mío, lo que significa eso de no tener ya a dónde ir?’, dice el borracho. ‘Raskolnikov escuchaba todo oídos, pero con una sensación de malestar. Le pesaba haberse metido allí.’ Le pesaba, como nos pesa a nosotros cuando nos encontramos con alguien que nos dice la verdad. Igual, estaba todo oídos y la pregunta se incrusta en su corazón para ya no abandonarlo más, ni siquiera luego de cometer el más vil de los crímenes. Pero no sólo se abre la herida -¿sabe lo que es no saber a dónde ir?-, sino que en medio del diálogo acontece una mención discreta pero esencial: Marmeládov le cuenta sobre su hija Sonia, que tuvo que prostituirse para poder alimentar a unos hermanastros, y que, sin embargo, tiene una mirada ‘como no se mira en la tierra, sino allá, donde se apiadan de las personas’.
Este encuentro casual tiene dentro el libro entero: el deseo de Raskolnikov de algo verdaderamente Inmenso, y Sonia, la presencia de una mujer, casi una niña, que invade la vida entera de Raskolnikov y abraza su deseo más profundo de un modo absolutamente inesperado e imposiblemente correspondiente: 'Sentía ansias de mirar sus ojos plácidos, diáfanos, y no lo lograba del todo...'.
No, no hay que consultar mucho antes de leer este libro, sino sólo abrir la puerta y lanzarse dentro de las calles de San Petersburgo tras los pasos agitados de Raskólnikov.
Patricio P.

CD - Los Hnos Núñez: Del mismo vientre


"¡Qué compromiso para el corazón eso que me pide!" Gerardo Núñez

Muy poco conocidos, los hermanos Núñez nos ofrecen con sus canciones una nueva oportunidad de mirar lo que ocurre de una forma sencilla y profunda; y así, diferentes aspectos de la experiencia cotidiana quedan felizmente detallados. El trabajo, el amor, la amistad, la tierra, todo queda valorado nuevamente, y puesto en escena para ser mirado. Lejos de mostrarse como una utopía o como un escape de lo que ocurre, sus letras parten siempre de un hecho concreto, y todo lo que se observa y se describe comienza a ser digno de ser cantado y, entonces, de ser querido, sin perder la dramaticidad del hombre que se esfuerza duramente en la zafra, o de la madre que deja a sus hijos para poder trabajar.
Tuve personalmente la posibilidad de escuchar un homenaje a este trabajo y quedé verdaderamente conmovida. La sensibilidad y el realismo de estos músicos es un regalo para todo aquel que los escucha. Es una invitación constante a mirar y querer el lugar en el que fuimos puestos.
"¿Qué le habrá visto a la luna Yupanqui para hacer una cosa tan bella como es 'Luna tucumana'? No hace falta decir nada" (Pepe Núñez) ... sólo escuchar y mirar.
María
Para escuchar las canciones o comprar el cd ("Del mismo vientre"): http://www.tienda.forolatino.com.ar/
Si no, escribinos, y vemos cómo acercártelas.


Acá se puede escuchar "Chacarera del '55". La grabación en vivo es un poco casera. En el disco suena mucho mejor.

Artista y obra de arte - Camus

"(...) Hay cierta relación entre la experiencia global de un artista, su pensamiento y su vida, y la obra que refleja esa experiencia. Esa relación es mala cuando la obra de arte presenta toda la experiencia adornada de literatura. Esa relación es buena cuando la obra de arte es una parte tallada en la experiencia, faceta de diamante cuyo brillo interior se resume sin limitarse. En el primer caso, hay sobrecarga y literatura. En el segundo, obra fecunda a causa de toda la experiencia sobreentendida cuya riqueza se adivina. El problema es adquirir ese saber vivir (haber vivido, más bien) que supera el saber escribir. Y a fin de cuentas, el gran artista es antes que nada un gran viviente (entendiéndose que vivir, aquí, es también pensar en la vida; es además esa relación sutil entre la experiencia y la conciencia que se tiene de ella)."
Camus. Carnets Intimes. Agosto 1938.