Hemos querido poner estas palabras de la Escuela de Comunidad, porque es una experiencia de todos el percibir la vida como una trama de hechos y rostros aparentemente fortuitos, pero absolutamente significativos y "ya irreemplazables" en el camino de cada uno, hechos y rostros que tienen como grabada una flecha en dirección a lo que intuimos como nuestro destino.
Termina el año y con él, los cursos en la universidad. Los rostros que hemos visto, lo que hemos oído, las personas encontradas, ¿están destinadas a perderse en la bruma de los días, en el mar de una humanidad anónima?
En cambio, un encuentro entró en la historia ("en un momento preciso del tiempo, pero no proveniente del tiempo", como dice T.S. Eliot), y por ese encuentro podemos adherirnos sin miedo a esta dinámica no mecánica que mueve la historia, seguros de que ningún otro encuentro se perderá definitivamente.
Los Editores
“Mientras que todo un aspecto del mundo está gobernado por un desarrollo mecánico cuyas leyes se pueden barruntar y descubrir, su aspecto más típicamente humano –aquél en que entran en juego la libertad, la intuición y el amor– está todo él movido por una sucesión de encuentros aparentemente casuales, como si obedecieran a una irracionalidad intraducible en leyes. Y, sin embargo, precisamente es esto lo que crea la historia humana, la dinámica humana dentro de la evolución cósmica.
La palabra «encuentro» implica, en primer lugar, algo imprevisto...
... cada encuentro es único, las circunstancias que lo determinan no se repetirán ya de ese mismo modo ...
El acontecimiento revelador inicial en la historia del reino de Dios es precisamente un encuentro.”
L. Giussani. El camino a la verdad es una experiencia
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