POETRIA MINOR

O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...


Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.

Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.

"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.

Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.


Revista Universitaria El Capaneo




EDITORIAL JULIO 2008 (Juicio de CLU)

Dentro de la vida, una intuición:
todo es para algo bueno

El primer realismo
es que la solución no puede ser un volante, sino un nuevo modo de vida que pueda construir mi persona.

Frente a la dificultad, la alternativa es
… la de buscar una solución “rápida y eficaz”. Esta opción significa violencia: imponer la solución a los otros, o quedar aprisionados en lo que el poder dicte como “verdad”, tal como lo hemos presenciado en estos días en el conflicto social con el gobierno, o en el modo en que se nos propone mirar la historia de la Universidad (sólo a partir de lo acontecido hace 90 años, con la reforma universitaria).

… o bien ser pacientes para construir
–y esto implica diálogo–, ya que los hombres están definidos en verdad por otra cosa (algo Infinito), que es lo que les da su dignidad.

Para vivir intensamente la realidad,
hay que llegar a una pregunta, a una intuición que surge dentro de la vida: todo tiene un destino bueno. Esta es la postura auténticamente humana, la postura religiosa. Es Otro el que nos está llamando a algo grande.

Cómo irán las cosas,
no lo podemos saber de antemano, pero la compañía de gente que tiene esta misma pregunta nos permite estar plenamente dentro de la realidad sin escaparnos. Nos sostiene en la postura de búsqueda auténtica: ¿Qué quiere de mí el Destino con esto que pasa?

Así nacen las obras entre nosotros,
de una necesidad juzgada en compañía: desde acompañar la soledad de los ancianos hasta crear una revista universitaria; desde reunirnos en torno a la música o el ensayo de una obra de teatro, hasta adentrarnos juntos en el estudio.

COMUNIÓN Y LIBERACIÓN UNIVERSITARIOS (CLU)
comunionyliberacion@gmail.com

Cassandra's Dream: la tragedia de la debilidad humana

Cassandra’s dream (2007)
Woody Allen (dir.)

con Ewan McGregor - Collin Farrell

Dos hermanos, Terry e Ian, son los protagonistas de esta historia. Gran parte de los personajes son ambiciosos sin muchos escrúpulos, ambición por dinero, éxito o poder; excepto Terry, simple mecánico, que padece la adicción al juego, a las pastillas y al alcohol. Este desdichado querrá salir de la cadena de maldad comenzada con Ian, pero no podrá. Su buena intención, en medio de la maldad cometida, no será suficiente. Extraña ironía, que el más débil, en su simpleza, pueda ver la maldad obrada sin mentirse a sí mismo.
Quizás la esencia de la película sea la tragedia de la debilidad humana entrelazada en sus dos posibilidades: la maldad efectiva y el infortunio. Sin embargo, a pesar de que la hybris humana desencadena consecuencias desastrosas, para Woody Allen, la conciencia no parece algo sobre lo cual se pueda pasar por arriba sin más. Estalla, entonces, la desproporción dolorosa en el interior de la acción humana: entre lo que soy, lo que quiero ser y lo que efectivamente hago. La película concluye en la incertidumbre trágica, los acordes de fondo recuerdan vagamente la atmósfera que abre Die Walküre de Wagner, y toda la ambición humana parece estrellarse contra un destino sordo e irónico.
No se pueden evitar algunos retorcijones del estómago al ver esta película: ¿quién puede, de hecho, deshacer la maldad humana, mi maldad humana? ¿Quién puede decir con sinceridad: ‘yo jamás haría eso’, ‘a mí la ambición nunca me dominará’, ‘yo jamás mataré’? Ninguno de nosotros.
Dos preguntas más: primero, ¿el acontecer terrenal se reduce verdaderamente al desarrollo inevitable de ‘causa y efecto’ o es, ante todo, posibilidad de un imprevisto, relación en su raíz con otro orden, con un orden desde el cual se puede recomenzar siempre de nuevo? Segundo, ¿quién vendrá en ayuda del “hombre terrenal, confundido, amenazado por el caos” (Auerbach, Figura), esclavo de hecho de su debilidad?
Parece que para Woody el deseo de realizarnos concluye en bienes engañosos que llevan a la muerte y a la destrucción. Es la extrañeza máxima delante del destino que, escondido, enmudece delante del teatro del mundo.
Quizás. Miren atentos la mesa de luz de Terry. La última palabra sobre el destino humano no la tiene la nada, sino el Ser.


Patricio Perkins

Volantes frente al Congreso de la Nación: un pueblo educado en la constructividad social

EL FRENO A UN PODER SIN RAZONES ES UN PUEBLO EDUCADO EN LA
CONSTRUCTIVIDAD SOCIAL

Las pruebas y dificultades que aparecen en la realidad histórica revelan qué es lo que verdaderamente sostenemos como importante, justo y verdadero. Por lo tanto, revelan nuestro verdadero interés supremo, y son una ocasión para educarnos.
No tenemos la pretensión de proponer otra solución técnica al debate sobre el conflicto del campo sino de identificar cuáles son los valores radicales en juego y proponer una forma de vida.

a) La concepción de la persona y el hombre: El hombre tiene valor en sí mismo y no porque es legitimado por las instituciones, por la mayoría o por lo que dice el poder. Cuando se olvida que el hombre es creado por Dios, es normal el riesgo de reducir a la persona a instrumento y esclavo del poder político de turno.

b) La concepción de la sociedad y del Estado: Protagonista de la vida pública es la sociedad, el pueblo (la gente que trabaja, los padres que educan a los hijos, quien tiene el deseo de construir y aportar algo a la sociedad, etc.). La gente, eligiendo a los gobernantes, no les delega este protagonismo por el período del mandato. El bien común no debe ser reemplazado por un proyecto impuesto por el Estado. La legitimidad del ejercicio del gobierno no implica que la sociedad toda deba acatar proyectos que atenten contra la sana, Libre y solidaria construcción social. Es la sociedad, no el gobierno del Estado, la que construye el bien común. La tarea de la función pública es favorecer, custodiar y orientar esta construcción, no sustituirla.
En este sentido proponemos la Doctrina social de la Iglesia que afirma todo esto llamándolo Principio de Subsidiariedad del estado y rechaza toda forma de centralización, de burocratización, de asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del Estado y del aparato publico , ya que interfieren indebidamente en aquello que es responsabilidad de las personas y de las organizaciones menores.

c) Valor y concepción del diálogo: El diálogo no es debilidad; por el contrario, cualquier solución rápida y aparentemente eficaz casi siempre genera violencia. En el diálogo es importante entender los intereses, exigencias en juego y no limitarse a un choque de posiciones, porque así se olvidan las personas concretas y se desconoce cualquier razonabilidad o justicia en reclamos, opiniones o llamados a la revisión de lo actuado, descalificando al interlocutor, pero sin atreverse a confrontar la verdad de estos reclamos. Hacemos nuestro el juicio de los Obispos: "la solución solo puede encaminarse mediante gestos de grandeza y una vigencia aún más plena de las instituciones de la República".

d) El valor de la paz social: Tarea de los gobernantes es buscar la pacificación social, y no insistir en ahondar las diferencias y colocar a todo aquel que no se pliegue al proyecto oficial en la vereda de los enemigos del pueblo.
En este tiempo de confusión, es necesario mirar aquellos lugares donde el pueblo es educado en una pasión por la verdad en libertad, solidario con todo aquel que encontremos en el camino.
Lugares que, teniendo como principal interés la persona concreta, permiten sostener esta esperanza de edificar una casa más habitable para el hombre libre, constructor inclaudicable, en busca de su destino. Necesitamos un Estado que favorezca y reconozca la dignidad de todos los ciudadanos, que no intente suplantarlos en el ejercicio de su libertad creativa.

MOVIMIENTO ECLESIAL COMUNIÓN Y LIBERACIÓN - Julio 2008
secretaria.baires@cl.org.ar

Oscar Wilde: frente al dolor, la pregunta sobre el Destino

LA BALADA DE LA CARCEL DE READING



¿De qué otra forma sino
A través de un corazón roto
Puede ingresar Cristo Nuestro señor?

Con estos versos me fue dedicado el libro, empecé a leerlo por curiosidad, era un regalo de un amigo y no podía hacer menos que sentarme unos segundos, desplegar algunas hojas y adentrarme en el misterioso mundo de la lectura. Porque uno no sabe con qué se encontrará, pero tiene la sensación de que algo sorprendente entrará y lo trastocará por completo.

Y esto es lo que logró La Balada de la Cárcel de Reading. Este texto poético, en forma de balada, que relata la penosa y dolorosa experiencia que el propio autor ha vivido en carne propia, en ese infierno de piedras llamado cárcel.

Sólo bastaron dos páginas para descubrir que ellas acogían el dolor de un hombre, dolor tan intenso que resuena desgarrador, como si no hubiera nada más que hacer, sólo dejar caer los brazos y entregarse a la inmensa angustia de la prisión. Pero, aun en medio de tanto dolor, odio y sufrimiento, podemos toparnos con una presencia que es capaz de exaltar la preguntas últimas de nuestro corazón, un rostro que nos interpela y nos da la paz de reconocer que es Otro el que hace las cosas y quien juzga al hombre. (Cristo aparece entonces como la respuesta última a estas preguntas, y ante esto se pone en juego la libertad).
Reading Gaol. Grabado

No creo ser capaz de desarrollar una crítica literaria de la obra, sólo he podido verificar cómo, a través de cada verso de esta balada lastimera, se exalta el drama humano, el drama del hombre frente a su destino, del hombre que debe morir por haber matado lo que amaba...

Oscar Wilde está considerado como uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su puntilloso y gran ingenio. Su reputación se vio arruinada tras ser condenado a dos años de trabajos forzados en la carcel de Reading en un famoso juicio en el que fue acusado de indecencia grave, por una comisión inquisitoria de actos homosexuales.

En este libro el propio autor relata su desgarradora experiencia, aquella que lo enfrenta a la Muerte y a la propia conciencia del Pecado, como aquello que mortifica su vida.
El inicio de la balada es el reflejo del tormento del propio condenado, que parece tornarse en certeza cuando, con vehemente ira, la Muerte se apodera de su templanza. Dios aparece entonces como un terrible anhelo, como la única respuesta a ese dolor, pero que, sin embargo, parece no apiadarse de su alma.
Es así como su dolor se hace insondable, pero, al ver a aquel que mira tan ansiosamente el dia, sus preguntas parecen no callarse nunca.

El encuentro con una presencia humana
Surge una pregunta sobre el propio destino, a partir de mirar a este hombre que, a punto de ser ejecutado, “mira tan ansiosamente el día”.

Caminaba entre los procesados
Con un traje gris raído,
Había una gorra cricket en su cabeza
Y su paso parecía ligero y alegre
Pero nunca vi a un hombre
Que mirara tan ansiosamente el día

Nunca vi a un hombre que mirara
Con ojos tan ansiosos
Esa pequeña cara azul
Que los prisioneros llaman cielo
Y cada nube flotante que pasaba
Con sus velas de plata

Solo supe que pensamiento acosador
Apresuraba su paso y porque
Miraba el día ostentoso
Con ojos tan ansiosos
El hombre había matado lo que amaba
Y por eso debía morir


Una presencia que me conmueve, la pregunta sobre mi destino


Y yo y todas las almas en pena
Que vagabundeábamos en el otro cerco
Olvidábamos si nosotros mismos habíamos hecho
Algo grande o algo pequeño,
Y observábamos con mirada de torva sorpresa
Al hombre que debía ser ahorcado

Porque era extraño verlo pasar
Con paso tan ligero y alegre
Y era extraño verlo mirar
Tan ansiosamente el día
Y era extraño pensar que él
Tuviera tal deuda que pagar

Frente a su destino este hombre no puede más que sentir temor...

Éramos como hombres que por un pantano
De asquerosa oscuridad andan a tientes;
No nos atrevíamos a susurrar una oración,
O a dar espacio a nuestra angustia;
Algo estaba muerto en cada uno de nosotros,
Y lo que estaba muerto era la Esperanza

Porque el toque de las ocho era el toque del Destino
Que hace execrable a un hombre,
Y el destino usará un lazo corredizo
Para el mejor hombre y para el peor


Pero el Destino último permanece frente a nuestra vida, por lo que nace la pregunta: ¿quién eres?

Pero ni una rosa blanca como la leche ni una roja
Puede florecer en el aire de la cárcel;
Las cáscaras, los guijarros, los pedernales,
Es lo que nos dan allí:
Porque se ha sabido que las flores curan
La desesperación de un hombre común

De modo que nunca la rosa roja como el vino
Ni la blanca
Pétalo por pétalo, caerán sobre esa extensión de barro y arena
Que yace junto a la pared ominosa de la cárcel,
Para contarles a los hombres que andan por el patio
Que el hijo de Dios murió por todos

¡Ah! ¡Felices aquellos cuyos corazones pueden romperse
Y ganar la paz del perdón!
¿De que otra forma sino a través de un corazón roto
Puede ingresar Cristo, Nuestro Señor?



Siempre, frente a nuestro Destino último, a la respuesta a las preguntas últimas del corazón se pone en juego nuestra libertad; soy yo quien decide.
Es el punto mas concreto en el que se juega la libertad del hombre. Reconozco algo que está y que corresponde hasta con mi propia muerte, que me “libera” y, sin embargo, termino no adhiriendo a él, y decido someter mi humanidad a la ruindad de mi pecado: El hombre había matado lo que amaba, y por eso tenia que morir (¡qué forma de terminar el libro!):

Y allí, hasta que Cristo llame a los muertos,
En silencio, déjenlo yacer;
No es necesario malgastar lágrimas necias,
Ni exhalar suspiros profundos;
El hombre había matado lo que amaba,
Y por eso tenia que morir.

Si crees en Dios y no existe un Dios: ¿por qué yace una criatura en el fondo de las tinieblas e invoca algo que no existe? ¿Por qué sucede así? No existe nadie que oiga la voz que llama en las tinieblas. Pero ¿por qué existe la voz?
(Pär Lagerkvist)

Julio César Lozeco