En medio de nuestra confusión cotidiana –en gran medida escéptica-, aparecieron estas preguntas personales. Las hacemos públicas porque aclaran nuestra vida personal, y por tanto, pueden ser una ayuda para todos.
- Primera constatación: Una amiga recibe unas flores inesperadas. Pero al momento siguiente ya la sorpresa se fue, el cariño del que las flores eran signo pasa desapercibido. Otra amiga dice: me despierto a la mañana y no me doy cuenta que, a pesar de todo, no hago nada para existir, y sin embargo, ¡existo! Pasan grandes cosas y no me doy cuenta, y el dolor que siento al reconocerlo me dice que necesito comprender. Entonces preguntamos, ¿de dónde partimos para conmovernos y juzgar las cosas que vivimos? ¿De dónde partir para vivir esta sorpresa llena de afecto que es la realidad?
- Segunda constatación: En la convivencia, los problemas cotidianos y banales que suceden son como la punta de un iceberg de un problema mucho mayor. ¿Podemos verdaderamente solucionarlo nosotros? ¿Nos interesa hacerlo? ¿O no queremos reconocer nuestra radical impotencia delante del otro?
- Tercera: en estos días hay un congreso acerca de ‘Aborto, homosexualidad y placer, tabúes de la educación sexual’ en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Sin embargo, paradójicamente, el gran relegado en la mentalidad dominante es el instinto y el gran Tabú es la pregunta por el destino, porque nadie tiene el coraje de afirmar algo que experimentamos todos. Lo dice Nietzsche: “el dolor dice: ¡adios!/ Pero el placer desea eternidad-, ¡desea una profunda, profunda eternidad!" (Así habló Zaratustra, cap. 12). Entonces, se habla de amor, de placer y de tabúes, desde la gran censura al instinto, desde el gran Tabú frente al destino: preguntamos nosotros, ¿por qué el amor y el instinto, sea como fuere, piden la eternidad?
- Cuarta: una amistad no es un grupo de auto-ayuda. No queremos gente alrededor en la que podamos descargar nuestra responsabilidad personal. El deseo profundo es de amigos que nos hagan ¡vivir! nuestras preguntas últimas de la vida, sin ninguna censura o distracción.
Ya agradecemos, llenos de afecto, que exista un lugar donde podemos ayudarnos a preguntar con total libertad – y, en el preguntar sincero, atrevernos a vivir todo lo que nos toca tal como es.
COMUNIÓN Y LIBERACIÓN UNIVERSITARIOS
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