POETRIA MINOR
O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...
Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.
Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.
"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.
Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.
Revista Universitaria El Capaneo
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...
Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.
Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.
"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.
Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.
Revista Universitaria El Capaneo
... aún no: el libro, Medusa airada, la detiene
El Hombre, el Libro y la Muerte
La noche anterior sus ojos se habían cerrado
Como una sombra de tormenta en el mar,
Y se sintió tan ajeno a esa lucha entre su cuerpo
el mar
Y sus ojos
las nubes cargadas de agua,
Que decidió seguirle el juego a Hypnos.
Casi sin sorpresa observaba cómo la paz
Y las visiones, lo iban asaltando parcamente;
Hasta que la pérdida de conocimiento lo indujo
Por fin, al camino del descanso;
Casi sin sorpresa respiró el insomnio a grandes bocanadas.
–No, aún no.
¿Qué hacer entonces?
Se decide por aquello que repite
Todaslasnochesdetodoslosdías
Y abre las páginas del nuevo libro.
Para las estrellas que se van,
Otras vienen acompañando al sol;
Aquél hombre no vuelve el rostro
Y pierde otro espectáculo en su plenitud.
Todavía en su mente dormida en vigilia
Se desprenden las palabras:
–No, aún no.
El libro, como Medusa airada,
Lo petrifica; y sólo se oye
Un jadeo, un ronquido
De cavilaciones, de párrafos
Lúcidos y rimas entrelazadas,
De hermosas palabras que
Lo llaman, lo alejan de allí.
–No, aún no; vuelve a resoplar sin notar que
El Sol ha caído nuevamente y la luna está ausente.
Absorto como Narciso en su reflejo,
Da vuelta otra página, la última
esta vez es la última
Y vuelve del hipnotismo con un bostezo de satisfacción.
Un vaso de agua, vistazo a la oscuridad de la sala
Por algo que lo inquieta, lo persigue sañudo y afanoso
Desde el estante, desde algún otro lugar de ese mismo lugar.
Pareciera que sí, que ahora está dispuesto,
Conforme, aguzado para el último momento
No obstante el estante y sus obras
y eso otro que está cerca.
Acaso podría tomar un baño y esperar al sol,
Quizás subir e inhalar el aire de una noche sin Luna;
Mas ya la muerte le toca el espinazo con su hálito
Y el hombre siente el desconcierto, la duda.
La Muerte ha visto el estante, ha visto sus obras;
Es entonces cuando el hombre pregunta:
–¿Ya es hora?
–No , aún no– completa la muerte tomando una
Entre sus manos de hueso y años.
M. Carignano
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