POETRIA MINOR

O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...


Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.

Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.

"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.

Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.


Revista Universitaria El Capaneo




Se necesitaría un puente gigante sobre millones de arcos…

Victor Hugo
Le pont

J'avais devant les yeux les ténèbres. L'abîme
Qui n'a pas de rivage et qui n'a pas de cime,
Était là, morne, immense; et rien n'y remuait.
Je me sentais perdu dans l'infini muet.
Au fond, à travers l'ombre, impénétrable voile,
On apercevait Dieu comme une sombre étoile.
Je m'écriai: –Mon âme, ô mon âme! il faudrait,
Pour traverser ce gouffre où nul bord n'apparaît,
Et pour qu'en cette nuit jusqu'à ton Dieu tu marches,
Bâtir un pont géant sur des millions d'arches.
Qui le pourra jamais! Personne! Ô deuil! Effroi!
Pleure! –Un fantôme blanc se dressa devant moi,
Pendant que je jetai sur l'ombre un œil d'alarme,
Et ce fantôme avait la forme d'une larme;
C'était un front de vierge avec des mains d'enfant;
Il ressemblait au lys que la blancheur défend;
Ses mains en se joignant faisaient de la lumière.
Il me montra l'abîme où va toute poussière,
Si profond, que jamais un écho n'y répond;
Et me dit: – Si tu veux je bâtirai le pont.
Vers ce pâle inconnu je levai ma paupière.
–Quel est ton nom?, lui dis-je. Il me dit: –La prière.
(Les contemplations. VI, 1856)


Tenía las tinieblas delante de los ojos.
El abismo carente de orillas o de cima,
triste, inmenso, allí estaba; y nada se movía.
Me sentía perdido en el mudo infinito.
Entre la sombra, al fondo, impenetrable velo,
se percibía a Dios como un astro sombrío.

Grité: –¡Mi alma, oh mi alma!,
se necesitaría,
para pasar el piélago donde no se ven bordes,
y para que esta noche hasta tu Dios camines,
alzar un puente enorme sobre millones de arcos
.*
¡Quién lo podrá jamás! ¡Nadie! ¡Oh duelo! ¡Espanto!
¡Llora!–. Un espectro se elevó ante mí, blanco,
mientras un ojo de alarma yo a la sombra arrojaba,
y el espectro tenía la forma de una lágrima;
una frente de virgen con las manos de infante;
al lirio semejaba, de candor protegido;
al unirse sus manos una luz producían.
Me reveló el abismo adonde va todo polvo,
tan profundo, que nunca un eco allí responde;
y me dijo: –Si quieres, alzaré yo ese puente.
Hacia el pálido extraño levanté mis pestañas.
–¿Cuál es tu nombre?– dije. Me dijo: –La plegaria.


(*) Sugestiva la homonimia entre arches: "arcos de bóveda, arcadas (del puente)", y arches: "arcas (navíos de salvación)". (N.d.T.)









(Chillida. Peine de los vientos)

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