POETRIA MINOR

O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...


Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.

Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.

"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.

Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.


Revista Universitaria El Capaneo




Aprender la ley de nuestra existencia: la "caritativa"

Una tarde de sábado típica. Diez chicos y chicas se encuentran en Palermo y dedican dos horas de su tiempo para pasar la tarde con unos abuelos en un geriátrico. Unas tartas de manzana, unos mates, unos cassettes de tango, ovillos de lana, historias y sonrisas son los protagonistas de estas visitas.

Dos veces al mes vamos con unos amigos al geriátrico Loyola. Los abuelos son los humildes anfitriones de estas tardes. Charlamos con ellos, compartimos alegrías y también soledades y tristezas. Cada uno de nosotros, con el pasar del tiempo, creó un vínculo especial con cada abuelo que visita. Hace aproximadamente dos años que cada quince días vamos al geriátrico; ya para mucho de nosotros los abuelos tienen un lugar especial en nuestras vidas y nuestro corazón.

Cuando comenzamos a ir pensábamos que íbamos a “dar una mano”, a ayudar, a acompañar a unos abuelos solitarios y necesitados de nuestra compañía y nuestro aporte. Esas presunciones, esas “buenas intenciones”, siguen estando en muchos de nosotros – al menos, con toda seguridad todavía en mí-. Sin embargo, algo fue cambiando con el pasar del tiempo. Lo que antes era una “acción solidaria” se termino transformando en una necesidad. El deseo, a veces algo abstracto, de ayudar al otro que todos teníamos y tenemos, se fue convirtiendo en una conmoción en nuestros corazones. Es por eso que ahora, ya no es más un deber el que tenemos frente a los abuelos, sino que es una necesidad nuestra el ir junto a los abuelos, necesitamos compartir nuestras vidas con ellos, necesitamos compartir sus penas y sus alegrías; ya son parte de nuestra vida cotidiana.

Es cierto, dos horas cada quince días pueden parecer poco, pero fueron suficientes para despertar en nosotros el deseo de continuar dando nuestro tiempo y a nosotros mismos cada vez que vamos allí.

Esta actividad que realizamos se llama Caritativa. Aquí intentamos crecer y aprender a conocer que la Ley de nuestra existencia, la Ley de nuestras vidas, es la Caridad. Caritativa intenta ser una escuela de amor; en ella nos educamos en el amor al otro, a estar abiertos de par en par a las necesidades de los otros. Aquí aprendemos que la única manera de realizarnos, de crecer, de ser más nosotros mismos es cumplir y satisfacer el deseo que todos tenemos: de ayudar a otro, de tenderle una mano, de amarlo, de entregarnos nosotros por el.
Esto es Caritativa.

Nicolás P.

1 comentario:

Lucas Esandi dijo...

Siendo este un año paulino, podemos recordar la primer carta a los Corintios de San Pablo. Leemos en 1 Corintios, 13, 1-7:

«Aunque yo hable todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tenga el don de la profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, aunque tenga todo la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si me falta el amor, no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes para alimentar pobres y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es magnánimo, es servicial; el amor no tiene celos, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no es interesado, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo los disculpa, tiene una confianzailimitada, nunca pierde la esperaza, todo lo soporta».

Podemos ver este pasaje en la película La Misión leído por Robert De Niro interpretando a un mercenario que a raíz de la lectura bíblica y de su vivencia entre los jesuitas se convierte al catolicismo.

A modo de conclusión. Antes de Jesús la caridad no existía. Él la nombró, y le dio una forma memorable. Como todo gran poeta, nombró con Su palabra hechos y realidades que no tenían nombre pero que ya estaban en nosotros.