POETRIA MINOR

O "Los Poetas Menores" de El Capaneo:
un hermano menor, pero ruidoso e inquieto,
que quiere salir a jugar...


Abrimos esta sección de poetas jóvenes y desconocidos (algunos, aun para sí mismos), que decidió retoñar de las entrañas del gigante CAPANEO, alimentándose de su POETRIA MAIOR.

Poetria, para que puedan darse cita los ejercicios de creación y traducción poética de los amigos.

"Minor", como un gesto de reverencia conmovida que hacemos hacia los grandes poetas (porque reconocemos la grandeza), pero no menor en dignidad, porque surge del mismo palpitar humano del corazón.

Un seminarium, un "semillero": una escuela de poetas y traductores...
Para cuidar a los hermanos menores.


Revista Universitaria El Capaneo




T. S. Eliot: "Ash Wednesday"

I

Porque no tengo esperanza de volver otra vez
Porque no tengo esperanza
Porque no tengo esperanza de volver
Deseando el don de este hombre y la capacidad de ese hombre
Ya no me esfuerzo por esforzarme por tales cosas
(¿Por qué la vieja águila debería desplegar sus alas?)
¿Por qué debería lamentar
El poder desvanecido del reino usual?

Porque no tengo esperanza de conocer otra vez
La gloria débil de la hora positiva
Porque no pienso
Porque sé que no conoceré
El único verdadero poder transitorio
Porque no puedo beber
Ahí, donde florecen árboles, y fluyen manantiales, pues ahí no hay nada otra vez

Porque sé que el tiempo es siempre tiempo
Y el lugar es siempre y sólo lugar
Y lo que es actual es actual sólo por un tiempo
Y sólo para un lugar
Me alegro de que las cosas sean como son y
Renuncio al rostro bienaventurado
Y renuncio a la voz
Porque no puedo tener esperanza de volver otra vez
Por consiguiente me alegro, al tener que construir algo
De qué alegrarme.

Y ruego a Dios que tenga misericordia de nosotros
Y ruego que pueda olvidar
Estos asuntos que yo discuto demasiado conmigo mismo
Explico demasiado
Porque no tengo esperanza de volver otra vez
Que estas palabras respondan
Por lo que se ha hecho, para que no se vuelva a hacer
Ojalá el juicio sobre nosotros no sea muy grave

Porque estas alas ya no son alas para volar
Sino meramente aspas para batir el aire
El aire que ahora está completamente tenue y seco
Más tenue y más seco que la voluntad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos quietos.

Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.

II
Señora, tres leopardos blancos estaban sentados bajo un junípero
A la fresca del día, habiéndose alimentado hasta la saciedad
De mis piernas mi corazón mi hígado y de lo que había sido contenido
En el espacio vacío de mi cerebro. Y Dios dijo
¿Vivirán estos huesos? ¿Vivirán
estos huesos? Y lo que había sido contenido
en los huesos (que ya estaban secos) dijeron gorjeando:
Por la bondad de esta Señora
Y por su amabilidad, y porque
Ella honra a la Virgen en meditación,
Brillamos con claridad. Y yo que estoy aquí desmembrado
Ofrezco mis hechos al olvido, y mi amor
A la posteridad del desierto y al fruto de la calabaza.
Es esto lo que recobra
Mis entrañas las cuerdas de mis ojos y las porciones indigeribles
Que el leopardo rechaza. La Señora se ha retirado
Con una túnica blanca, a la contemplación, con una túnica blanca.
Que la blancura de los huesos sirva de expiación para el olvido.
No hay vida en ellos. Como estoy olvidado
Y querría estar olvidado, así querría olvidar,
así devoto, concentrado en propósito. Y Dios dijo
Profetiza al viento, al viento sólo pues sólo
El viento escuchará. Y los huesos cantaron gorjeando
Con el estribillo del saltamontes, diciendo

Señora de los silencios
Calmada y agitada
Desgarrada y enterísima
Rosa de la memoria
Rosa del olvido
Exhausta y vivificante
Preocupada reposada
La única Rosa
Es ahora el Jardín
Donde todos los amores acaban
Terminan el tormento
Del amor insatisfecho
El mayor tormento
Del amor satisfecho
Fin del viaje sin fin
Hacia ningún fin
Conclusión de todo lo que
No puede ser concluido
Lenguaje sin palabra y
Palabra de ningún lenguaje
Gracia a la Madre
Por el Jardín
Donde acaba todo amor.

Bajo un junípero los huesos cantaron, dispersos y brillando
Estamos contentos de estar dispersos, nos hicimos poco bien unos a otros,
Bajo un árbol a la fresca del día, con la bendición de la arena,
Olvidándose ellos mismos y el uno del otro, unidos
En la quietud del desierto. Ésta es la tierra que os
Dividiréis por lotes. Y ni división ni unidad
Importa. Ésta es la tierra. Tenemos nuestra herencia.

III

En el primer tramo de la segunda escalera
Me volví y vi abajo
La misma forma retorcida en la baranda
Bajo el vapor en el aire fétido
Luchando con el demonio de las escaleras que reviste
La cara engañosa de la esperanza y de la desesperanza

En el segundo tramo de la segunda escalera
Los dejé retorciéndose, volviéndome abajo;
No había más rostros y la escalera estaba oscura,
Húmeda, mellada, como la boca de un viejo babeando, ya sin arreglo,
O la dentada garganta de un viejo tiburón.

En el primer tramo de la tercer escalera
Había una ventana enrejada con panza como el fruto del higo
Y más allá del espino en flor y una escena pastoral
La figura de anchas espaldas vestida de azul y verde
Encantaba el tiempo de mayo con una flauta antigua.
El cabello al viento es dulce, el cabello marrón al viento sobre la boca,
Lila y cabello marrón;
Distracción, música de la flauta, pausas y pasos de la mente sobre la tercera escalera,
Desvaneciéndose, desvaneciéndose; fuerza más allá de la esperanza y de la desesperanza.
Subiendo la tercera escalera.

Señor, no soy digno.
Señor, no soy digno.
Pero sólo di la palabra.

IV

Quién caminaba entre el violeta y el violeta
Quién caminaba entre
Los varios rangos de verdes variados
Andando de blanco y de azul, del color de María,
Hablando de cosas triviales
En ignorancia y en conocimiento del eterno dolor
Quién se movía entre los otros mientras caminaban,
Quién entonces hizo fuertes las fuentes y refrescó los manantiales

Enfrió la roca seca y afirmó la arena
En azul de espuela de caballero, azul del color de María,
Sovegna vos
[1].

Aquí están los años que caminan en medio, llevándose
Los violines y las flautas, restaurando
A una que se mueve en el tiempo entre el sueño y el despertar, vistiendo

Luz blanca plegada, revestida en derredor suyo, plegada.
Los años nuevos caminan, restaurando
A través de una clara nube de lágrimas, los años, restaurando
Con un nuevo verso la antigua rima. Redime
El tiempo. Redime
La visión no leída en el sueño superior
Cuando unicornios enjoyados arrastran el coche fúnebre dorado.

La hermana silente velada de blanco y azul,
Entre los tejos, tras el dios del jardín,
Cuya flauta es sin aliento, inclinó su cabeza e hizo un gesto pero no dijo palabra

Pero la fuente brotó y el pájaro cantó hacia abajo
Redime el tiempo, redime el sueño
El recuerdo de la palabra no oída, no dicha

Hasta que el viento sacuda mil susurros del tejo

Y después de esto nuestro exilio.

V

Si la palabra perdida está perdida, si la palabra gastada está gastada,
Si la palabra no oída, ni dicha

No es dicha, ni oída;
Sigue siendo la palabra no dicha, la Palabra no oída,
La Palabra sin palabra, la Palabra en
El mundo y para el mundo;
Y la luz brilló en la tiniebla y
Contra la Palabra el mundo inquieto aún giró
Alrededor del centro de la Palabra silenciosa.

Oh, pueblo mío, qué os he hecho.

¿Dónde se encontrará la palabra, donde resonará
La palabra? No aquí, no hay silencio suficiente
No en el mar ni en las islas, no
En tierra firme, en el desierto o en tierra de lluvia,
Para los que caminan en la tiniebla
Tanto en el día como en la noche
El tiempo justo y el lugar justo no están aquí
No hay lugar de gracia para los que evitan el rostro
No hay tiempo de alegría para los que caminan entre el ruido y niegan lo voz

¿La hermana velada rogará por
Los que caminan en la tiniebla, los que te eligieron y se te opusieron,
Los que están desgarrados en el cuerno entre estación y estación, tiempo y
Tiempo, entre
Hora y hora, palabra y palabra, poder y poder, los que esperan
En tiniebla? Rogará la hermana velada
Por los niños en la puerta
Quienes no se irán y no pueden rogar:
Ruega por los que eligieron y se oponen

Oh, pueblo mío, qué os he hecho.

La hermana velada entre los esbeltos
Tejos rogará por los que la ofenden
Y están aterrados y no pueden rendirse
Y afirmar ante el mundo y negar entre las rocas
El desierto en el jardín el jardín en el desierto
De sequía, escupiendo de la boca la reseca semilla del manzano.

Oh, pueblo mío.

VI

Aunque no tengo esperanza de volver otra vez
Aunque no tengo esperanza
Aunque no tengo esperanza de volver

Oscilando entre el beneficio y la pérdida
En este breve tránsito donde cruzan los sueños
El crepúsculo cruzado de sueños entre el nacimiento y la muerte
(Me acuso padre) aunque no deseo desear estas cosas
Desde la ancha ventana hacia la orilla de granito
Las velas blancas aún vuelan al mar, al mar volando
Alas no rotas

Y el corazón perdido se endurece y se alegra
En la lila perdida y las voces perdidas del mar
Y el espíritu débil se apresura a rebelarse
Por la inclinada vara de oro y el perdido olor del mar
Se apresura para recobrar
El grito de la codorniz y el chorlito que gira
Y el ojo ciego crea
Las formas vacías entre las puertas de marfil
Y el olor renueva el sabor salado de la tierra arenosa

Este es el tiempo de tensión entre morir y nacer
El lugar de soledad donde tres sueños cruzan
Entre rocas azules
Pero cuando las voces se agitan desde el tejo se van a la deriva
Que el otro tejo se sacuda y conteste.

Hermana bendita, madre santa, espíritu de la fuente, espíritu del
Jardín,
No permitas que nosotros nos burlemos de nosotros mismos con falsedad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos quietos
Aun entre estas rocas,
Nuestra paz está en Su voluntad
Y aun entre estas rocas
Hermana, madre,
Y el espíritu del río, espíritu del mar,
No permitas que yo esté separado.

Y deja que mi grito llegue hasta Ti.


Traducción: Lucas Esandi

[1] Expresión en provenzal que Dante pone en boca de Arnaut Daniel en el Purgatorio que quiere decir “acordaos”. Cf. Purg., XXVI, 147.

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